En 2017 ya habíamos realizado dos encuentros de similares características, el primero en Colonia del Sacramento y el segundo en Carmelo. El objetivo: que las asociaciones que conforman la red y/o alianza departamental se conocieran, cara a cara, para así luego comenzar con la generación de ideas y la progresiva y gradual construcción de soluciones para los temas en común de los pacientes y familias que cada uno de los grupos atienden.
“No hemos de confundir nunca acción con movimiento”
— Hemingway
En un mundo lineal, predecible, lógico y coherente, la mera repetición de actividades (acción) no producía mayores efectos ni afectaba mayormente la consecución de resultados. Hacer correctamente las cosas era un requisito necesario. Actualmente, acción sin reflexión es sinónimo de hundirse, de perder el equilibrio. Como cuando andando en bici dejamos de pedalear, como un avión al que se le apagan sus motores o como un submarino que se queda sin energía. En la actualidad, la clave es actuar con propósito. Un hacer con brújula.
Actuar con propósito es lo que muchas organizaciones de la sociedad civil están haciendo. De manera silenciosa, la mayoría de las veces, las organizaciones que ayudan, auxilian y cooperan con pacientes oncológicos y sus familias desarrollan su accionar en base a la confianza, la empatía y la solidaridad, los valores de este mundo nuevo en el que estamos viviendo.
Este nuevo escenario, caracterizado por lo abierto, conectado y en un permanente fluir, está poniendo en jaque el modelo en que siguen funcionando muchas organizaciones. Modelo dominado por el paradigma del control, el orden, la formalización, la política de «chacras y silos»; quizás, en síntesis, por una lógica de las fronteras.
El desafío actual, tanto para organizaciones (con y sin fines de lucro), así como para las personas, está en avanzar hacia un pensamiento que no es individual ni colectivo, sino un pensamiento conectivo, caracterizado y guiado por los siguientes conceptos: compartir, emocionar, influir, cooperar, integrar y colaborar.
«Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar»
— Bertrand Russell
Renunciar a dirigir, sostener la tensión entre orden y desorden, aprender a vivir en un mundo incierto y volátil requiere equilibrar «brújulas y relojes»; es decir aprender a diferenciar entre hacer lo correcto y hacer correctamente las cosas. Vivimos en un tiempo en que dilucidar lo anterior es esencial. En este contexto, el rol de quien lidera algo es viralizar qué significa hacer lo correcto en una organización.
Como de costumbre, aunque a veces olvidado, el ejemplo, predicar a través de él, es la receta más eficaz para influir y lograr que una idea se viralice.
Parece entonces que no hay mayor magia: el cambio comienza en las personas, en cada uno de nosotros, con un propósito claro. Serenidad, transparencia, tranquilidad, propósito han de ser el denominador común de quien esté al timón de algo, sea esto uno mismo, un equipo o una organización.
https://www.facebook.com/musicaenelaire.net/videos/1994823300527981/