En el tiempo y contexto que nos toca vivir, caracterizado por el desasosiego, la ansiedad y el escaso tiempo que se le dedica a «bucear», detenerse a pensar y reflexionar se está convirtiendo en un activo diferencial para cualquier persona y/o organización que pretenda mantenerse «en pie» y transformando(sé) la realidad.
Vivimos en un tiempo en que los entornos se han tornado complejos, donde no hay soluciones estándar y las que se encuentran es posible que, además, sirvan para muy poco tiempo; y donde más que nunca es necesario aprovechar el conocimiento de todos, la inteligencia compartida, para evaluar los proyectos y ponerlos en marcha.
Dame tu mano (DTM) es una organización civil que trabaja concientizando y sensibilizando sobre el cáncer de mama en nuestro país. Apoya a pacientes y familias que se ven afectados por la enfermedad, contando con una casa para alojar a pacientes del interior que por motivo de sus tratamientos tienen que pernoctar en la capital del país.
Motivada por las múltiples actividades que tiene que encarar a lo largo del año, DTM ha incorporado a muchos jóvenes voluntarios que acompañan y apoyan la labor de la asociación. Este ensamblaje no ha estado exento de algunos desencuentros que propiciaron la realización de un primer taller de reflexión estratégica, que se enmarca, asimismo, en un ciclo de encuentros que iremos compartiendo durante el segundo semestre de este año.
Una primera anotación refiere al valor, visión y valentía de quienes fijan el rumbo de DTM por poner una pausa y «detenerse» a pensar acerca del presente y del camino que quieren construir y recorrer.
Las coordenadas socio-históricas actuales, dinamizadas y lideradas por las transformaciones tecnológicas, están poniendo en jaque a todas las estructuras organizativas que conocemos, comenzando por los propios individuos y familias, siguiendo por las organizaciones y terminando con los Estados. En este tiempo de caída de los grandes relatos, tal como afirma Simon Sinek, las organizaciones que se logren mantener en equilibrio serán aquellas que sepan por qué hacen lo que hacen, es decir las que tengan bien claro qué motiva su accionar.
El mundo que agoniza es el de la pirámide organizacional, el de la linealidad y el del «sentate, callate, escucha y repetí». Aquel o aquella que siga repitiendo, «comiéndose la pastilla» una y otra vez o conectado a la Matrix, está destinad@ a la esclavitud o a una vida zombie, es decir convertid@ en un muerto-viviente.
Hoy como nunca antes la versatilidad, la flexibilidad y la capacidad para estar casi de forma permanente en modo aprendizaje es un activo diferencial. DTM quiere construir el futuro y no ser espectador sino protagonista del porvenir. DTM lo viene haciendo desde hace tiempo y actualmente lo lleva a cabo con mayor dedicación: se pregunta por su propósito, por su identidad, por el servicio/producto que ofrece y por el público a quien sirve.
DTM en modo aprendizaje quiere ampliar su círculo de influencia, para lo cual se pregunta dónde está hoy, qué le falta para continuar creciendo, qué quiere lograr, cómo lo va a realizar, así cómo hace y controla lo que hace, además de interrogarse sobre los ajustes que debe realizar para mantenerse en rumbo.
En el mundo que paulatinamente viene alumbrando, los loros serán espectadores poco privilegiados, mientras que los búhos están destinados a roles protagónicos y a provocar los cambios. El búho es sinónimo de conocimiento, perspicacia, sabiduría, paciencia, versatilidad y de mirar dónde otros solo ven oscuridad.